miércoles, 27 de abril de 2011

Versiones




Siempre en la vida uno parece que necesita de la seguridad de que lo que hace es correcto, esta bien, tienes tus argumentos, tienes tu estructura de pensamiento sólidamente establecida, para creerte lo que piensas, para creer que lo que haces está bien y es lo mejor. Pero en la vida no solo existe tu versión, hay más. Puedes creer que algo que te parece evidente es, eso, evidente, y lo ves tan claro, que cualquier cosa que te haga dudar es, … simplemente falsa. Nadie está en posesión de la verdad, pero, ¿la verdad existe?, o ¿la verdad importa? Hace tiempo que creo que uno no es lo que es en si mismo, que uno es lo que los demás piensan que es, que cuando se desaparece de este mundo, lo que trasciende, lo que queda, es lo que uno es, lo que uno ha sido. Al fin y al cabo, dudo mucho de la existencia divina, de la existencia de un ser supremo, que al final haga una valoración de lo que hemos sido, para decidir si vamos al paraíso o al infierno. No me interesa lo que me pase al final de mi vida o después de mi muerte. Me interesa lo que vivo hoy y lo que esté por venir. El paraíso es la felicidad y el infierno el desastre. Todo está en este mundo. Si hacemos las cosas bien encontraremos la felicidad y si no lo hacemos, pues será un puto desastre. Y eso solo depende de las decisiones que tomemos. Mucha presión, sin duda, cuando además tienes unos cuantos seres que dependen de ti, de lo que hagas y de lo que no hagas.

Hoy he aprendido todavía más sobre el ser humano. Las cosas son lo que son, pero ¿y si no lo son? Hoy he culminado una discusión brutal con ella que no ha llevado a ninguna parte, ni siquiera a la satisfacción de decir todo lo que llevaba dentro, por que no se lo he podido decir. Inmediatamente después me he dado cuenta de que era una burrada, que así no se iba a ningún lado, que nada de lo que pretendía conseguir servía para nada, sino más bien para lo contrario, que, a lo mejor, algo de lo que ella sentía era comprensible, era explicable, aunque yo no estuviera de acuerdo, pero sobre todo, que tenía que ser respetado. Ella tenía su versión y yo la mía, y nuestra obstinación no nos permitía ver más allá de donde termina nuestra nariz. Ha hecho falta que se metiera por medio nuestra hija mayor para darnos cuenta de lo inútil de lo que estábamos haciendo. Dos versiones de una misma historia que quieren ser irreconciliables, que se quieren enfrentar por el hecho de mantenerse enfrentadas, con pocos argumentos, con poca base, simplemente por el hecho de quedar por encima, uno del otro. No se puede sostener esta situación, no se puede construir el futuro basado en el enfrentamiento por el enfrentamiento. Estoy harto y cansado, muy desgastado, y cada vez pierdo el norte más fácilmente. No quiero seguir con esta lucha de versiones, y aunque no paro de intentar hacer lo mejor posible, siempre hay algo que me lleva a cosas de las que me voy a arrepentir inmediatamente. Es tremendamente duro, pero tengo que conseguir encontrar la perspectiva suficiente como para verlo todo con más objetividad, y sobretodo, que ella entienda que nada de lo que hago es por venganza. La he protegido tanto, la he cuidado y la he querido tanto, que aún hoy me cuesta dejar de hacerlo. Y a veces, por este exceso de amor, aunque ya no esté a mi lado, me sigo equivocando, sin saber cómo quererla, desde la distancia de esta separación. Afortunadamente se pudo arreglar. Estuvimos de acuerdo en que nos habíamos equivocado. Y prefiero quedarme con lo mejor, el final, volver a escucharla reír, aunque sea a través del teléfono. Todos, como dice esta canción, deberíamos ser capaces de recordar pensar las cosas dos veces antes de hacerlas.

Me quedo con esta versión.

domingo, 24 de abril de 2011

Al respirar


Te he dejado en el sillón
las pinturas y una historia en blanco.
No hay principio ni final,
sólo lo que quieras ir contando.

Y al respirar intenta ser quien ponga el aire,
que al inhalar te traiga el mundo de esta parte.

Te he dejado en el sillón
las pinturas y una historia en blanco.
Yo me marcho a otro lugar,
puede que el viaje sea largo.

La burbuja en que crecí nos vendió comodidad
y un nudo entre las manos.
Yo escogí la ambigüedad, tú el fantasma y lo real,
todo en el mismo barco.

Y al respirar propongo ser quien ponga el aire,
que al inhalar me traiga el mundo de esta parte.
Y respirar tan fuerte que se rompa el aire,
aunque esta vez si no respiro es por no ahogarme.

Intenta no respirar ...
Intenta no respirar ...

Y al respirar propongo ser quien ponga el aire,
que al inhalar me traiga el mundo de esta parte.
Y respirar tan fuerte que se rompa el aire,
aunque esta vez quizá será mejor marcharse.

Intenta no respirar ...
Intenta no respirar ...


Me compré un coche para viajar con mi familia y acabo de volver del primer viaje en el que ella no iba. La sensación al salir fue extraña. Un coche de seis plazas en el que solo viajábamos cinco. Un hueco, una ausencia. La de ella. El destino era la casa de mi padre, en la costa mediterranea, a la que desde hace 10 años siempre he ido con ella. Recorrer los mismos lugares, los sitios donde tenemos las fotos juntos, recordar los momentos allí vividos, los buenos, que fueron muchos, y los malos, allí murió mi madre, mirar al lado y ver que ella no estaba. Aparcar junto a la feria, pasear junto al mar, ir a la playa, comprar en el supermercado, perderse en el centro comercial, ir al parque de los patos, dormir en la cama vacía, tantas cosas cotidianas que aparentemente no tienen valor, pero que ahora, visto en la distancia, parecen inolvidables, y ya, irrepetibles. La verdad es que ha sido muy duro. He llorado su ausencia, y hasta incluso me he cabreado muchísimo, por que sigo sin entender el por qué de las cosas. Me parecen tan increíbles algunas decisiones que a veces me sacan de mis casillas y me hacen estallar, y hasta incluso sacan de mi lo más instintivamente animal que llevo dentro. Pero tengo que hacerme a la idea de que mi vida a partir de ahora tiene que ser otra cosa. No hay sitio para la esperanza. El retorno, la vuelta atrás es imposible. Tenía que haberme mosqueado cuando al comprar el coche para viajar ya no se podía aparcar dentro del garaje, y había que dejarlo fuera, en la rampa, casi fuera de la casa, como yo. Visto ahora, parecería una premonición de lo que iba a ocurrir en el presente. Y la vida es eso, ilusión y desilusión, dentro y fuera, acierto y fracaso.

Siempre en los viajes aparecen canciones que parece que se unen al viaje y cuando vuelves a escuchar esa canción, te acuerdas de ese viaje. En este hemos escuchado mucho a Vetusta Morla, lo hemos puesto varias veces en el coche, en casa mientras bañaba a los pequeños, en la cama por la noche acompañando a mi insomnio. Hoy lo hemos vuelto a poner, volviendo a casa, y cuando ha llegado el turno de esta canción, Iker se había soltado el cinturón, Jenny se lo estaba atando y al volver a su sitio, me ha pedido que la pusiera desde el principio, que es la que más le gusta. Nadie se puede imaginar la ilusión que me ha hecho. Le he explicado el significado de la letra, lo que significa la despedida, y lo bonita de esa declaración: “Y al respirar intenta ser quien ponga el aire, que al inhalar, te traiga el mundo de esta parte”. Es una metáfora tan visual de lo que significa la atracción, que es perfecta. Al terminar de explicarle la canción le he dicho que en estos momentos me identifico mucho con lo que dice la letra, que es como si reflejara lo que a mí me está pasando. La hemos puesto varias veces seguidas y cuando ya queríamos pasar a la siguiente, Luna desde su asiento nos ha pedido que la volviéramos a poner, y se ha puesto a cantar los estribillos, mientras que Iker y Zoe iban dando palmas y bailando, y cada vez que terminaba la canción Zoe volvía a pedirla. Ha sido el mejor momento del viaje. Es increíble los lazos de unión que se establecen entre los padres y los hijos, hay cosas que no se pueden explicar, que hay que vivirlas, y eso es lo que quiero a partir de ahora, vivir la vida con mis hijos, vivir la parte que me dejen, haciéndolo intensamente, “intenta no respirar, intenta no respirar, y al respirar propongo ser quien ponga el aire, que al inhalar, me traiga el mundo de esta parte. y respirar tan fuerte que se rompa el aire, aunque esta vez, quizá será mejor marcharse.”

Esta claro, es mi vida, y en cuanto pueda cambiaré de coche, por que ya no quiero más asientos vacíos.



sábado, 9 de abril de 2011

Lo mejor de la tarde fue verla reir


Solo quiero pensar en eso. Demasiados malos rollos, demasiadas complicaciones, demasiados tira y afloja. No quiero discutir. Tengo que empezar a pensar en mi mismo y en mi relación con mis hijos. Debo dejarla volar libre, que se quite la presión, ponerme en su lugar y empezar a creerme que la vida a partir de ahora va a ser muy diferente, confiar en ella como siempre hice, eliminar los fantasmas del pasado, dejar que se equivoque o que acierte, dejar de intentar protegerla, asumir la separación como algo natural, como parte de nuestra vida, intentar que mis hijos vean en mi la figura del padre que les quiere, que asume la situación, que se adapta a las circunstancias, que vive por ellos, que comprende a su madre, que les va a  ayudar en lo que necesiten, evitar los cabreos, las suspicacias, no entrar en el juego de quién es mejor, ser paciente, dejar de tener miedo, pensar en lo bueno antes que en lo malo y no dejar de quererla, por que cuanto más feliz sea, más felices serán mis hijos. Pero es tan difícil… Espero hacerlo mejor.

Lo mejor de la tarde fue verla reir como muchas veces lo hizo, con eso quiero quedarme.

El breve espacio en que no estás

Todavía quedan restos de humedad,
sus olores llenan ya mi soledad,
en la cama su silueta
se dibuja cual promesa
de llenar el breve espacio en que no estás.

Todavía yo no sé si volverá,
nadie sabe al día siguiente lo que hará,
rompe todos mis esquemas
no confiesa ni una pena,
no me pide nada a cambio de lo que dá.

Suele ser violenta y tierna
no habla de uniones eternas,
más se entrega cual si hubiera
sólo un día para amar.

No comparte una reunión
más le gusta la canción
que comprometa su pensar.

Todavía no pregunté: te quedarás,
temo mucho a la respuesta de un jamás,
la prefiero compartida
antes de vaciar mi vida
no es perfecta mas se acerca a lo que yo
simplemente soñé.

La prefiero compartida
antes de vaciar mi vida
no es perfecta mas se acerca a lo que yo
simplemente soñé.




viernes, 8 de abril de 2011

Los otros ciervos


Hace tiempo que no publico nada. Los acontecimientos se suceden y apenas he tenido tiempo y ganas de escribir, pero si me viene rondando una idea en la cabeza desde hace tiempo. En todo este proceso me he ido dando cuenta del valor real que significa la amistad. Es difícil explicar lo que es capaz de generar, pero el hecho de saber que estáis todos ahí, deseando echar una mano, dando un golpe en la mesa, ofreciendo vuestro apoyo, llorando juntos, ofreciendo vuestro hombro si es necesario, ha sido un gran consuelo para mi. Cuando las cosas van mal, te das cuenta de quién te quiere de verdad, de quién de manera incondicional se ofrece a ti, como siempre lo ha hecho, y como siempre lo hará. Tanto tiempo presionado por lo material te hace olvidar lo auténtico del ser humano, que es su solidaridad y respeto. He hablado con tanta gente, y todos me han demostrado su afecto, su comprensión, su ayuda. Es imposible dar las gracias a todos, pero sí que quiero publicar un poema que un amigo me escribió hace tan solo 10 años.

35 y haberte conocido

Hace hoy muchos años de tanto
y mucho tiempo de tantas cosas,
hablamos todos los idiomas,
creemos en nuestras religiones,
pensamos en nuestro común paraíso,
talento y holgura al lado de nuestro futuro,
obsesos del pensamiento distinguido
jamás dejamos que política, religión, ambiciones o personas
asesinaran con sus afilados cuchillos
nuestra amistad.

Pues empieza a hacer mucho tiempo
de muchos días y tantas cosas,
y sin embargo hace solo un minuto que
he disfrutado de tus palabras y solo
unas horas que tu mirada –siempre cómplice-
se columpiaba con la mía en ese rito infinito
de mágica amistad.

Hace hoy muchos años de todo
y amigo, hermano,
queda aún mucho tiempo por tanto…

Puede que Crazy nos defina como canción
y que Eddie Veder nos recuerde
que hay vida más allá de las palabras.
puede que Cortazar anude nuestro pasado,
y que Huidobro enamore nuestros pensamientos,
y puede que intachables burgueses como nosotros
sigamos sintiéndonos emocionalmente revolucionarios.

Y si alguien dijo alguna vez
“tenían razón”, “tuvieron valor”,
entonces mereció la pena,
mereció la pena hacerlo,
pero amigo mío,
no dudes jamás que lo que más mereció la pena de todo eso fue encontrarte siempre a mi lado,
lo que más de todas estas batallas
fue haberte conocido. Te quiero

                                                                                                El otro ciervo

Este poema siempre estuvo a mi lado, bajo una caja de madera, encima de la chimenea del salón de la que hasta hace poco era mi casa. Lo he releído algunas veces durante estos diez años, aunque hacía tiempo que no lo hacía. Hoy lo he recogido, quería tenerlo cerca y quería enseñarlo.

Al otro ciervo lo conozco hace tanto tiempo que no quiero ni hacer las cuenta para saber los años. Nos conocemos tanto que a veces no necesitamos ni hablar para saber lo que piensa el otro. Desde que nos conocimos, sin saber muy bien por qué, nos llamamos mutuamente ciervo. Ahora ya lo entendemos y yo estoy orgulloso de, aún en los peores momentos, poder mantener la ironía de la vida con él. En nosotros hay cosas que han coincidido de manera incomprensible, el paralelismo ha sido brutal, como la vida misma, y hoy, después de tanto tiempo, después de tanto, lo que más mereció la pena de todo esto fue encontrarle siempre a mi lado, incondicional, sin fisuras, como la verdadera amistad, que no pregunta, que simplemente esta ahí, para lo que sea necesario.

Y lo mejor de todo es que el reino de los ciervos aumenta, y ahora ya no somos solo dos. Hay muchos y muchas que las circunstancias nos han unido de tal manera, que va a ser completamente imposible que alguien intente asesinar con afilados cuchillos nuestra amistad.

Mas allá de todo prometo estar siempre agradecido.

lunes, 28 de marzo de 2011

Música de salida



Exit music - Radiohead

Despierta de tu sueño
el secante de tus lágrimas
hoy escapamos, escapamos

haz el equipaje y vístete
antes de que tu padre nos oiga
antes de que todos los demonios se desaten

respira, sigue respirando
no pierdas los nervios
respira, sigue respirando
no puedo hacer esto solo

cántanos una canción
una canción que nos mantenga cálidos
hace tanto frío
tanto frío

puedes sonreír
una risa débil
esperamos que vuestras normas y sabiduría os atraganten
ahora somos uno en paz eterna

esperamos que esto os atragante,
esperamos que esto os atragante.

Seguramente Radiohead es uno de los grupos que más ha influido en mí, y ayer, volviendo de la que hasta hace poco era mi casa, casualmente apareció en el ipod esta canción. La tuve que repetir varias veces, volver a escucharla y pensar mucho en lo que dice. La tarde había transcurrido finalmente bien, momentos de tranquilidad y diversión después de un pequeño cruce de opiniones. Hubo algo que me dijo que me no he dejado de darle vueltas. Me dijo que parecía que se separaba de mi por que está con otro, que en lo que escribo, solo aparece esto y que no digo nada de las causas que pueden haberla llevado a llegar a esa situación. Me hizo pensar mucho viniendo a mi refugio temporal de Pozuelo, y por la noche seguía analizando el pasado, intentando encontrar respuestas a esta situación.

Es cierto que las cosas no iban bien desde hace tiempo, es cierto que la convivencia se estaba deteriorando poco a poco, es cierto que muchas de las cosas que sentíamos y hacíamos cuando éramos más jóvenes habíamos dejado de hacerlas, es cierto que mis obsesiones, que mi soberbia, que mis hermetismos, que mi engreimiento, que mi soledad, que mis miedos, que mi seguridad aparente, que mis decisiones impuestas, que mi lenguaje, que mi forma de hablar, que mis ansiedades, que mi stress, que mis problemas en el trabajo, que mi cansancio, que mi incomprensión, que tantas cosas, habían convertido el día a día en un desastre. Y lo peor de todo es que me he dado cuenta demasiado tarde. Ya me hubiera gustado que alguien me hubiera parado los pies, me hubiera sentado y me hubiera hecho ver lo que para mi era invisible. Yo no era consciente de que la estaba haciendo pasar por un infierno, pero es que no hubo alarmas, ni señales de aviso, no hubo nada que me ayudara, ni siquiera a intuir, lo que realmente ella dijo que sentía. Las rutinas de las casa, los niños, el continuo sin parar,… ocupaba el tiempo de tal manera que tapaba todo lo demás. Sí que noté que en los últimos tiempos me huía, se alejaba de mí, si que noté que cuando la buscaba ella escapaba, que cuando yo subía ella bajaba, que cuando quería estar con ella, por la noche, después de que todos estuvieran durmiendo, ella se marchaba también a dormir, cansada y abatida. Y cómo no iba a creer eso si es lo que parecía, si es que la veía así, tan cansada, cómo no iba a dejar que descansara, con tanto trabajo que estaba asumiendo.

Durante los últimos meses tuvimos altibajos, no creo que todo fuera un desastre, hubo momentos malos, momentos de discusiones, pero también hubo momentos de amor, de mucho amor, y eso parece que ahora se ha borrado. Recuerdo las últimas navidades, que no fueron las mejores, pero  recuerdo que pasamos algunos buenos momentos, recuerdo el día de reyes, el árbol de navidad, los regalos para los niños, y recuerdo cuando me pidió un ordenador y le compré con mucho cariño el que ahora utiliza, recuerdo como la empecé a enseñar cómo manejarlo, sentada a mi lado, en el sofá, y me gustaba mucho que fuera independiente, que aprendiera por si sola, que con poca ayuda descubriera el mundo del mac y se manejara sola. Recuerdo volver todos los días deprisa del trabajo para ayudarla en todo lo que pudiera, bañar a los peques, darles de cenar, acostarlos. Recuerdo intentar encontrar cosas que hacer juntos los fines de semana, recuerdo ir a la nieve, preparar la comida, el caldo caliente, subir a Cotos, bajar a Rascafría, el paseo por las Presillas, recuerdo su cumpleaños, me pasé dos horas dando vueltas eligiendo un reloj que le gustara, los vi todos, hasta que encontré el que le regalé, el que creía que más le iba a gustar. Y claro que recuerdo los momentos íntimos, cómo olvidarlos.

Pero si que es cierto que le tenía que haber dicho muchas veces “te quiero”, que no basta solo con pensarlo, que no basta con hacer cosas que al final pasan desapercibidas en el quehacer diario, que no basta con llegar a casa, darle un beso y preguntar qué tal estás, que no basta con llamar y preguntar cómo va todo, para intentar descubrir si algo va mal, que no basta con pensar que es la mujer más guapa del mundo, que hay que decirlo y hacérselo notar, sobre todo cuando se arregla con esmero, cuando cambia de peinado, cuando se pone esos pantalones que le sientan como dios, cuando se pone esa camisa que yo le regalé,… Es cierto que teníamos que haber buscado la forma de salir juntos, sin niños, cenar, ir al cine, pasear de la mano,… Es cierto que tenía que haber valorado mucho más sus virtudes y haber sido más comprensible con sus despistes. Es cierto que tenía que haber sabido cómo amarla sin hacerla daño.

Ahora, también quiero decir una cosa. Para mi la relación es tan fuerte que una vez planteado todo esto, creo que soy capaz absolutamente de primero pedir perdón, arrepentirme, y luego luchar y hacer todo lo posible para arreglarlo, todo lo que sea necesario, sin ningún tipo de condiciones. Es lo que no he parado de intentar desde que ella me lo dijo. No quiero ni siquiera ser la persona que conoció, de la que se enamoró hace ya 10 años, quiero ser mejor persona todavía. Y que alguien me diga por qué es demasiado tarde, por qué si en algún momento algo me quiso, no es capaz de luchar por mi.

Exit music es una canción que habla del amor imposible, es la historia de Romeo y Julieta, la historia de dos amantes que frente a la sociedad, frente a sus normas, son capaces de llevar tan al extremo su amor que transciende a la vida. Me identifico plenamente con el concepto de que es posible llegar al amor profundo, al amor verdadero, por encima de todas las normas establecidas, por encima de todo lo que piensen los demás, por encima del bien y del mal, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en lo bueno y, sobre todo, en lo malo, y confiar, y saber comprender y respetar, y ayudar a tu pareja cuando no encuentra el camino. El amor puede con todo, y si algo queda en el fondo de tu corazón, deja que salga y aflore. Nunca te arrepentirás, nunca será demasiado tarde.

Y esto, aunque parezca increíble, me lo digo a mi mismo a cada instante.

sábado, 26 de marzo de 2011

Exogénesis



Muse - Exogenesis: Symphony Part 3 (Redemption)

Vamos a empezar de nuevo,
sólo vamos a empezar todo de nuevo,
¿por qué no podemos empezar todo de nuevo?,
y vamos a hacerlo bien
esta vez vamos a hacerlo bien,
la última oportunidad
para perdonarnos a nosotros mismos

Ya va a hacer una semana que nos despedimos y no he querido escribir sobre ello hasta ahora. He querido guardar todas las sensaciones en el fondo de mi alma, como para no desprenderme del todo, como para atrapar algo y guardarlo, y que no se te escape nunca.

Fue un domingo, era lo pactado. Durante toda la mañana estuve recogiendo mis cosas, tirando lo que ya no servía, haciendo limpia y haciendo el equipaje para ese viaje a lo desconocido, y como dice un amigo mío, con lo justo, sin que nada sobre. Intenté dejar mi espacio lo más limpio posible, en cierto modo quería que se notara mi ausencia, que se notara el hueco que allí quedaba, ese hueco que durante años había ido llenando de ilusión, de amor y de esperanza, y que ahora se llenaba de nada, en esa metáfora terrible.

Fui metiendo todas mis cosas en el coche un poco a escondidas. No quería que mis hijos tuvieran la imagen del padre que se marcha de casa, el padre que en cierto modo les abandona y les deja a su suerte, cuando es todo lo contrario, cuando lo que quiero es seguir junto a ellos, verles reír, verles llorar, darles de comer, compartir sus juegos, bañarlos, cuidarlos, acostarlos, decirles todas las noches que les quiero mucho,… verles crecer y vivir su vida.

Comimos juntos, en familia, como un domingo cualquiera, con la normalidad de lo cotidiano, aunque en mi pensamiento solo estaba la idea de que estaba llegando al final de una etapa, y quería aprovechar cada instante, cada segundo, para no olvidarlo, retenerlo en la memoria, recordarlo siempre.

Llegó la hora, llegó la despedida, a media tarde. Había meditado exactamente cómo lo quería hacer. Me fui despidiendo de cada uno de ellos por orden de nacimiento. Primero Jenny, la mayor, una niña mujer que vive debatiéndose entre lo que quiere y lo que debe hacer, que necesita que la abracen mucho, aunque parezca que no quiere,  y que se sienta querida, que se abra al mundo, y aunque se equivoque, que sea capaz de reconocer sus errores y crezca como persona, como esa gran persona que es, que lo lleva en el fondo, y que no tiene que dejar de aflorar. La abracé, le di un beso y le pedí que no dejara de ayudar a su madre, que la iba a necesitar, sobre todo en los momentos de bajón, y que era muy importante que la quisiera como nunca. Después hablé con Luna. Tuve que mentirla. Es una niña de cinco años que todavía no puede comprender que su papá y su mamá no puedan vivir juntos. Le dije que me tenía que ir a cuidar la casa de un amigo mío, pero que no se preocupara, que nos ibamos a ver mucho, que la quería mucho. Ella me sonrió, con una dulzura que rompe el corazón, con esa mirada que me destroza, y abrazándome me dijo que era el mejor papi del mundo, como lleva diciéndome desde hace semanas, y que me quería mucho. Luego le tocó el turno a Iker. Le abracé y le dí un beso y le dije, ya sabes, ahora eres el hombre de la casa, y tienes que cuidar de todos. El pobre no tiene ni dos años. Como Zoe, mi dulce Zoe, su hermana melliza, a la que solo le pude decir que siguiera así, tal y como es, entre lágrimas, sin apenas poder contenerme.

Me marché hacia la puerta. Sara vino conmigo. Nos abrazamos, lloramos. Le volví a decir, que si alguna vez se arrepentía de lo que estaba haciendo que contara conmigo, que la quería y que no iba a dejar de quererla nunca. El último abrazo, el último suspiro, el último beso. La mujer de mi vida, lo tuve todo y ahora ya no quedaba nada. Tanto amor y ahora el vértigo de la nada, el vacío que tanto me asusta. Entre lágrimas me marché, cogí el coche, la miré desde fuera y no dejé de verla hasta que la perdí de vista. Su imagen se desvaneció en la carretera confundida entre el asfalto y el horizonte del paisaje, a la luz del atardecer, acabando el día.

No paré de llorar durante el camino a ninguna parte, desconsolado, desconcertado, abatido, y en el coche no dejaba de escuchar esta canción. Fue una casualidad. La tarde anterior viniendo de la Casa de Campo había puesto este disco de Muse, que tanto le gusta a Sara, y el disco se había quedado justo en el comienzo de esta canción. Parecía hecho aposta, como la banda sonora de una película, aunque en esta caso era la banda sonora de mi vida. No pude dejar de escucharla durante todo el camino, como ahora cuando escribo esto.

Exogénesis, más allá del comienzo, empezar todo de nuevo, más allá del principio. ¿Por qué no podemos volver a empezar todo de nuevo? Podemos hacerlo bien. Sería la ultima oportunidad para perdonarnos a nosotros mismos. ¿Por qué no podemos perdonarnos a nosotros mismos?

miércoles, 23 de marzo de 2011

ABRÁZAME



Abrázame – Iván Ferreiro

Abrázame y no me digas nada sólo abrázame
Me basta tu mirada para comprender que tú te irás...
Abrázame como si fuera ahora la primera vez
como si me quisieras hoy igual que ayer... abrázame...
Si tú te vas te olvidarás que un día hace tiempo ya
cuando éramos aún niños me empezaste a amar
y yo te di mi vida, si te vas...
Si tú te vas ya nada será nuestro tú te llevarás
en un sólo momento una eternidad
me quedaré sin nada si te vas...
Abrázame
y no me digas nada sólo
abrázame
no quiero que te vayas pero se muy bien que tú te irás
Abrázame como si fuera ahora la primera vez
como si me quisieras hoy igual que ayer...
abrázame...
Si tú te vas me quedará el silencio para conversar
La sombra de tu cuerpo y la soledad
serán mis compañeras si te vas...
si tú te vas se irá contigo el tiempo y mi mejor edad te seguiré
queriendo cada día más
esperaré a que vuelvas si te vas...

Quería haber escrito sobre esto hace unos días, pero demasiadas emociones me hacían sucumbir en la profundidad más absoluta del desconsuelo. Ahora con cierta perspectiva quiero recordar el último día que pase con ella. Es difícil describir la ternura con la que trató cada instante, que yo quise memorizar sabiendo que no se repetirían nunca más. El plan fue perfecto, con cierta improvisación, como los mejores. Un paseo por el Lago de la Casa de Campo, una comida de picnic, los niños jugando, el sol espléndido, siempre nos gustó el campo y hacía tanto que no lo hacíamos. ¿Por qué habíamos dejado de hacerlo? Es igual, ya no merece la pena buscar respuestas.

Disfruté mucho viendo a mis pequeños pasear emocionados por lugares que no conocen. Es increíble la mirada de sorpresa y emoción que pueden tener unos seres tan pequeños cuando descubren cosas nuevas. Es la vida misma que te lleva y te trae por caminos insospechados, la misma que nos hace un día subir a lo más alto, para otro caer a lo más profundo de los infiernos, la misma que te hace tirar para adelante, cuando lo único de lo que tienes ganas es de abandonar, de tirar la toalla, la misma que te lleva al pozo sin fondo y a la oscuridad más absoluta, y que te hace agarrarte a un clavo ardiendo si con ello consigues ver un poco de luz al final del túnel.

El día fue sinceramente maravilloso, por fin un día del Padre en toda regla, después de tanto sufrimiento. Fue muy generoso por su parte. Aparcó el Samsung y se dedico de pleno al viejo Nokia, y yo se lo agradezco.

La tarde se me hizo corta, se me pasó volando, como los buenos momentos, y será muy difícil de olvidar. Hablamos mucho, hicimos planes de futuro, compromisos de buena voluntad. Cualquiera que lo viera desde fuera podría pensar que éramos una pareja de recién casados, mirando hacia delante, pensando en todo lo que seríamos capaces de hacer. Sólo miramos atrás para recordar buenos momentos, nada de reproches, nada de disgustos, nada de desatinos. Los dos queríamos agradar y yo me sentí a su lado como nunca. Es extraordinario lo que esta mujer es capaz de conseguir en mí. Me gusta cómo se mueve, siempre me gustó, la sombra de su cuerpo, el aire que desplaza con el caminar,… Tiene un cuerpo pequeño pero ágil y fuerte. Pasea con seguridad y con gracia, con movimientos armónicos y coquetos, en ese “curvear” de mujer que tanto me atrae. Habla directa, con contundencia si hace falta, pero escucha con suavidad, con atención y con ganas de saber y de percibir. Cuando quiere ser dura es implacable, pero la mayoría de las veces es dulce y encantadora, con su media sonrisa y esa mirada que sería capaz de detener el mundo si se lo propusiera. De hecho quise fotografiar ese momento para que quedara para siempre, y así lo hice.

Me gusta que me coja del brazo, medio colgándose de mi, como buscando esa seguridad que me gustaría darle para toda la vida. Sentirla tan cerca, cuando estoy tan lejos de ella,… Volvimos a casa, las rutinas habituales, los baños, la cena, acostar a todos los niños, los problemas con la mayor, la adolescencia, las crisis,… ya se sabe, lo típico de un viejo Nokia.

La noche llegó, todos se fueron acostando y quedamos solos y cansados. Decidimos dormir juntos, exactamente eso, después de tantos días haciéndolo en habitaciones separadas. Fue otro gesto más que le agradezco. No pasó nada más. La abracé y empezó a quedarse dormida, como lo hacía antes, como me gustaría que lo siguiera haciendo siempre. Sentir su respiración,… Durante la noche, en mis lagunas de insomnio, la volví a ver dormida, como lo he hecho tantas veces y en mi cabeza no dejaba de sonar esta canción.

Por la mañana puse música para desayunar, como tantas veces lo había hecho, y por supuesto que la primera canción que quise que escucháramos fue esta. No sé si alguna vez llegará a entender todo lo que significa para mí.