martes, 15 de marzo de 2011

Los dos teléfonos



Por fin ayer pudimos hablar. Por la mañana me contó todo lo que me ocultaba, todo lo que yo ya sabía. Necesitaba que se sincerara conmigo, que volviera a confiar en mí para contarme algo tan íntimo como que está con otro. Fue duro, pero incruento. No era necesario hacer sangre. Las cosas ya las sabía pero por primera vez se pusieron encima de la mesa. Ahí en la cocina, en el mismo sitio donde tenía sus dos teléfonos móviles. Uno un Nokia antiguo, que ni siquiera tiene cámara, horrible, de los de hace muchos años. El otro un Samsung última generación. El primero sirve para hablar de lo cotidiano, de los niños, del médico, de la compra,… El segundo sirve para hablar del amor, del te echo mucho de menos, del necesito verte, del tengo muchas ganas de estar contigo, del ya falta menos, del próximo fin de semana nos vemos, del,… un beso y un te quiero, del… adiós amor. Yo no tengo este número, es de otro.

A media mañana, me mandó un mensaje desde el Nokia: “Lo siento mucho todo y estoy muy arrepentida de cómo he hecho algunas cosas”. No pude contestarla. Durante todo el día no dejé de pensar en ella. No me dolía que estuviera con otro, ese dolor ya lo había tenido cuando confirmé mis sospechas. Me dolía que se hubiera quitado mi anillo, me dolía que nada mío le quedara, me dolía que no pensara en mí, me dolía que no hubiera nada en el fondo de su corazón que le recordara a mí, a los buenos momentos que vivimos, que le recordara cuando éramos felices y nos enfrentábamos a la vida juntos, me dolían tantas cosas.

Salí del trabajo. Durante el camino a casa fui rápido, como siempre. Deseaba verla. Al llegar, mis pequeños salieron a mi encuentro, como siempre. Besos, abrazos, más besos, más abrazos, papa, papa, papa, más abrazos,  más besos,… Cuando por fin me soltaron ella estaba ahí, en pié, guapísima, con su mirada dulce, súper atractiva, súper atrayente. Como de dos imanes de polos opuestos se tratara, nos acercamos,... Nos abrazamos,... Nos besamos,... Me dijo lo siento al oído. Yo le dije no te preocupes. Después de tanto tiempo, por fin algo de ternura. Lo necesitaba tanto.

Hablamos por la noche, cuando todos estaban en la cama. No dejé de decirle lo mucho que la quiero, lo que significa para mí, que es mi amor, mi vida, mi cielo, mi cariño, mi guía, mi bandera, todo,... todo lo que siempre quise y lo que siempre necesité.

Por la mañana se encontró sobre la mesa una carta, que le había escrito la tarde anterior. Quería que supiera que la perdonaba, que pasara lo que pasara la quería, y que hiciera lo que hiciera la esperaría siempre, siempre,… siempre.

Cuando se marchó por la mañana, la tristeza me invadió de nuevo. Lo superé con las tareas cotidianas, las del primer teléfono, las del viejo Nokia, las del levantarse, vestirse, lávate la cara, toma el desayuno, no hagas eso, que te vas a caer, cuidado, lloro, cambio de pañal,… Cuando estábamos a punto de salir para el colegio, mi pequeña hijita me abrazó y mi dijo: papi, eres el mejor papi del mundo. La abracé fuerte y lloré sobre su hombro, dándole las gracias. Entonces recordé que el próximo sábado es el día del padre, y aunque yo nunca he celebrado esto, por primera vez le voy a encontrar el sentido a ese día. Y estoy seguro que lo celebraré junto a mis hijos, mientras ella está con el otro, con el Samsung, última generación

2 comentarios:

  1. No te ahogues, no dejes que el dolor te hunda, aprovéchate de él para salir a flote...Yo a veces pienso que cuando más sufrimos mejor nos escuchamos a nosotros mismos. Y es que ahora te tienes a tí, tus silencios van a ser quienes te den respuestas... Muchísimo ánimo. Dice Patxi que te diga que te quiere mucho y que intentes descansar. Por cierto, que los pensamientos no te machaquen, a veces son sólo eso, pensamientos.

    María

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  2. Una carta de amor donde se dice " Te perdono" es una carta algo desnaturalizada. Me temo que primero has de perdonar a tu ego, ese que tan maltrecho ha quedado, despues de que la rutina y no se cuantas cosas mas hayan acabado con el amor. Ahora la vida deberia dejarte reposar, respirar, limpiar, para volver a sentir. De nada sirven los reproches, el señalar la culpa, el delatar a los culpables, porque la verdad tiene mil caras, tiene miles de lagrimas lloradas en tantos y tan distintos ojos. Es la vida la que se sienta ante nosotros y nos repasa fotograma a fotograma cada minuto de existencia. Y después de todo este trago, aqui hay una mano para sujetar tanta ausencia. Ánimo.!!!!!

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