lunes, 28 de marzo de 2011

Música de salida



Exit music - Radiohead

Despierta de tu sueño
el secante de tus lágrimas
hoy escapamos, escapamos

haz el equipaje y vístete
antes de que tu padre nos oiga
antes de que todos los demonios se desaten

respira, sigue respirando
no pierdas los nervios
respira, sigue respirando
no puedo hacer esto solo

cántanos una canción
una canción que nos mantenga cálidos
hace tanto frío
tanto frío

puedes sonreír
una risa débil
esperamos que vuestras normas y sabiduría os atraganten
ahora somos uno en paz eterna

esperamos que esto os atragante,
esperamos que esto os atragante.

Seguramente Radiohead es uno de los grupos que más ha influido en mí, y ayer, volviendo de la que hasta hace poco era mi casa, casualmente apareció en el ipod esta canción. La tuve que repetir varias veces, volver a escucharla y pensar mucho en lo que dice. La tarde había transcurrido finalmente bien, momentos de tranquilidad y diversión después de un pequeño cruce de opiniones. Hubo algo que me dijo que me no he dejado de darle vueltas. Me dijo que parecía que se separaba de mi por que está con otro, que en lo que escribo, solo aparece esto y que no digo nada de las causas que pueden haberla llevado a llegar a esa situación. Me hizo pensar mucho viniendo a mi refugio temporal de Pozuelo, y por la noche seguía analizando el pasado, intentando encontrar respuestas a esta situación.

Es cierto que las cosas no iban bien desde hace tiempo, es cierto que la convivencia se estaba deteriorando poco a poco, es cierto que muchas de las cosas que sentíamos y hacíamos cuando éramos más jóvenes habíamos dejado de hacerlas, es cierto que mis obsesiones, que mi soberbia, que mis hermetismos, que mi engreimiento, que mi soledad, que mis miedos, que mi seguridad aparente, que mis decisiones impuestas, que mi lenguaje, que mi forma de hablar, que mis ansiedades, que mi stress, que mis problemas en el trabajo, que mi cansancio, que mi incomprensión, que tantas cosas, habían convertido el día a día en un desastre. Y lo peor de todo es que me he dado cuenta demasiado tarde. Ya me hubiera gustado que alguien me hubiera parado los pies, me hubiera sentado y me hubiera hecho ver lo que para mi era invisible. Yo no era consciente de que la estaba haciendo pasar por un infierno, pero es que no hubo alarmas, ni señales de aviso, no hubo nada que me ayudara, ni siquiera a intuir, lo que realmente ella dijo que sentía. Las rutinas de las casa, los niños, el continuo sin parar,… ocupaba el tiempo de tal manera que tapaba todo lo demás. Sí que noté que en los últimos tiempos me huía, se alejaba de mí, si que noté que cuando la buscaba ella escapaba, que cuando yo subía ella bajaba, que cuando quería estar con ella, por la noche, después de que todos estuvieran durmiendo, ella se marchaba también a dormir, cansada y abatida. Y cómo no iba a creer eso si es lo que parecía, si es que la veía así, tan cansada, cómo no iba a dejar que descansara, con tanto trabajo que estaba asumiendo.

Durante los últimos meses tuvimos altibajos, no creo que todo fuera un desastre, hubo momentos malos, momentos de discusiones, pero también hubo momentos de amor, de mucho amor, y eso parece que ahora se ha borrado. Recuerdo las últimas navidades, que no fueron las mejores, pero  recuerdo que pasamos algunos buenos momentos, recuerdo el día de reyes, el árbol de navidad, los regalos para los niños, y recuerdo cuando me pidió un ordenador y le compré con mucho cariño el que ahora utiliza, recuerdo como la empecé a enseñar cómo manejarlo, sentada a mi lado, en el sofá, y me gustaba mucho que fuera independiente, que aprendiera por si sola, que con poca ayuda descubriera el mundo del mac y se manejara sola. Recuerdo volver todos los días deprisa del trabajo para ayudarla en todo lo que pudiera, bañar a los peques, darles de cenar, acostarlos. Recuerdo intentar encontrar cosas que hacer juntos los fines de semana, recuerdo ir a la nieve, preparar la comida, el caldo caliente, subir a Cotos, bajar a Rascafría, el paseo por las Presillas, recuerdo su cumpleaños, me pasé dos horas dando vueltas eligiendo un reloj que le gustara, los vi todos, hasta que encontré el que le regalé, el que creía que más le iba a gustar. Y claro que recuerdo los momentos íntimos, cómo olvidarlos.

Pero si que es cierto que le tenía que haber dicho muchas veces “te quiero”, que no basta solo con pensarlo, que no basta con hacer cosas que al final pasan desapercibidas en el quehacer diario, que no basta con llegar a casa, darle un beso y preguntar qué tal estás, que no basta con llamar y preguntar cómo va todo, para intentar descubrir si algo va mal, que no basta con pensar que es la mujer más guapa del mundo, que hay que decirlo y hacérselo notar, sobre todo cuando se arregla con esmero, cuando cambia de peinado, cuando se pone esos pantalones que le sientan como dios, cuando se pone esa camisa que yo le regalé,… Es cierto que teníamos que haber buscado la forma de salir juntos, sin niños, cenar, ir al cine, pasear de la mano,… Es cierto que tenía que haber valorado mucho más sus virtudes y haber sido más comprensible con sus despistes. Es cierto que tenía que haber sabido cómo amarla sin hacerla daño.

Ahora, también quiero decir una cosa. Para mi la relación es tan fuerte que una vez planteado todo esto, creo que soy capaz absolutamente de primero pedir perdón, arrepentirme, y luego luchar y hacer todo lo posible para arreglarlo, todo lo que sea necesario, sin ningún tipo de condiciones. Es lo que no he parado de intentar desde que ella me lo dijo. No quiero ni siquiera ser la persona que conoció, de la que se enamoró hace ya 10 años, quiero ser mejor persona todavía. Y que alguien me diga por qué es demasiado tarde, por qué si en algún momento algo me quiso, no es capaz de luchar por mi.

Exit music es una canción que habla del amor imposible, es la historia de Romeo y Julieta, la historia de dos amantes que frente a la sociedad, frente a sus normas, son capaces de llevar tan al extremo su amor que transciende a la vida. Me identifico plenamente con el concepto de que es posible llegar al amor profundo, al amor verdadero, por encima de todas las normas establecidas, por encima de todo lo que piensen los demás, por encima del bien y del mal, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en lo bueno y, sobre todo, en lo malo, y confiar, y saber comprender y respetar, y ayudar a tu pareja cuando no encuentra el camino. El amor puede con todo, y si algo queda en el fondo de tu corazón, deja que salga y aflore. Nunca te arrepentirás, nunca será demasiado tarde.

Y esto, aunque parezca increíble, me lo digo a mi mismo a cada instante.

sábado, 26 de marzo de 2011

Exogénesis



Muse - Exogenesis: Symphony Part 3 (Redemption)

Vamos a empezar de nuevo,
sólo vamos a empezar todo de nuevo,
¿por qué no podemos empezar todo de nuevo?,
y vamos a hacerlo bien
esta vez vamos a hacerlo bien,
la última oportunidad
para perdonarnos a nosotros mismos

Ya va a hacer una semana que nos despedimos y no he querido escribir sobre ello hasta ahora. He querido guardar todas las sensaciones en el fondo de mi alma, como para no desprenderme del todo, como para atrapar algo y guardarlo, y que no se te escape nunca.

Fue un domingo, era lo pactado. Durante toda la mañana estuve recogiendo mis cosas, tirando lo que ya no servía, haciendo limpia y haciendo el equipaje para ese viaje a lo desconocido, y como dice un amigo mío, con lo justo, sin que nada sobre. Intenté dejar mi espacio lo más limpio posible, en cierto modo quería que se notara mi ausencia, que se notara el hueco que allí quedaba, ese hueco que durante años había ido llenando de ilusión, de amor y de esperanza, y que ahora se llenaba de nada, en esa metáfora terrible.

Fui metiendo todas mis cosas en el coche un poco a escondidas. No quería que mis hijos tuvieran la imagen del padre que se marcha de casa, el padre que en cierto modo les abandona y les deja a su suerte, cuando es todo lo contrario, cuando lo que quiero es seguir junto a ellos, verles reír, verles llorar, darles de comer, compartir sus juegos, bañarlos, cuidarlos, acostarlos, decirles todas las noches que les quiero mucho,… verles crecer y vivir su vida.

Comimos juntos, en familia, como un domingo cualquiera, con la normalidad de lo cotidiano, aunque en mi pensamiento solo estaba la idea de que estaba llegando al final de una etapa, y quería aprovechar cada instante, cada segundo, para no olvidarlo, retenerlo en la memoria, recordarlo siempre.

Llegó la hora, llegó la despedida, a media tarde. Había meditado exactamente cómo lo quería hacer. Me fui despidiendo de cada uno de ellos por orden de nacimiento. Primero Jenny, la mayor, una niña mujer que vive debatiéndose entre lo que quiere y lo que debe hacer, que necesita que la abracen mucho, aunque parezca que no quiere,  y que se sienta querida, que se abra al mundo, y aunque se equivoque, que sea capaz de reconocer sus errores y crezca como persona, como esa gran persona que es, que lo lleva en el fondo, y que no tiene que dejar de aflorar. La abracé, le di un beso y le pedí que no dejara de ayudar a su madre, que la iba a necesitar, sobre todo en los momentos de bajón, y que era muy importante que la quisiera como nunca. Después hablé con Luna. Tuve que mentirla. Es una niña de cinco años que todavía no puede comprender que su papá y su mamá no puedan vivir juntos. Le dije que me tenía que ir a cuidar la casa de un amigo mío, pero que no se preocupara, que nos ibamos a ver mucho, que la quería mucho. Ella me sonrió, con una dulzura que rompe el corazón, con esa mirada que me destroza, y abrazándome me dijo que era el mejor papi del mundo, como lleva diciéndome desde hace semanas, y que me quería mucho. Luego le tocó el turno a Iker. Le abracé y le dí un beso y le dije, ya sabes, ahora eres el hombre de la casa, y tienes que cuidar de todos. El pobre no tiene ni dos años. Como Zoe, mi dulce Zoe, su hermana melliza, a la que solo le pude decir que siguiera así, tal y como es, entre lágrimas, sin apenas poder contenerme.

Me marché hacia la puerta. Sara vino conmigo. Nos abrazamos, lloramos. Le volví a decir, que si alguna vez se arrepentía de lo que estaba haciendo que contara conmigo, que la quería y que no iba a dejar de quererla nunca. El último abrazo, el último suspiro, el último beso. La mujer de mi vida, lo tuve todo y ahora ya no quedaba nada. Tanto amor y ahora el vértigo de la nada, el vacío que tanto me asusta. Entre lágrimas me marché, cogí el coche, la miré desde fuera y no dejé de verla hasta que la perdí de vista. Su imagen se desvaneció en la carretera confundida entre el asfalto y el horizonte del paisaje, a la luz del atardecer, acabando el día.

No paré de llorar durante el camino a ninguna parte, desconsolado, desconcertado, abatido, y en el coche no dejaba de escuchar esta canción. Fue una casualidad. La tarde anterior viniendo de la Casa de Campo había puesto este disco de Muse, que tanto le gusta a Sara, y el disco se había quedado justo en el comienzo de esta canción. Parecía hecho aposta, como la banda sonora de una película, aunque en esta caso era la banda sonora de mi vida. No pude dejar de escucharla durante todo el camino, como ahora cuando escribo esto.

Exogénesis, más allá del comienzo, empezar todo de nuevo, más allá del principio. ¿Por qué no podemos volver a empezar todo de nuevo? Podemos hacerlo bien. Sería la ultima oportunidad para perdonarnos a nosotros mismos. ¿Por qué no podemos perdonarnos a nosotros mismos?

miércoles, 23 de marzo de 2011

ABRÁZAME



Abrázame – Iván Ferreiro

Abrázame y no me digas nada sólo abrázame
Me basta tu mirada para comprender que tú te irás...
Abrázame como si fuera ahora la primera vez
como si me quisieras hoy igual que ayer... abrázame...
Si tú te vas te olvidarás que un día hace tiempo ya
cuando éramos aún niños me empezaste a amar
y yo te di mi vida, si te vas...
Si tú te vas ya nada será nuestro tú te llevarás
en un sólo momento una eternidad
me quedaré sin nada si te vas...
Abrázame
y no me digas nada sólo
abrázame
no quiero que te vayas pero se muy bien que tú te irás
Abrázame como si fuera ahora la primera vez
como si me quisieras hoy igual que ayer...
abrázame...
Si tú te vas me quedará el silencio para conversar
La sombra de tu cuerpo y la soledad
serán mis compañeras si te vas...
si tú te vas se irá contigo el tiempo y mi mejor edad te seguiré
queriendo cada día más
esperaré a que vuelvas si te vas...

Quería haber escrito sobre esto hace unos días, pero demasiadas emociones me hacían sucumbir en la profundidad más absoluta del desconsuelo. Ahora con cierta perspectiva quiero recordar el último día que pase con ella. Es difícil describir la ternura con la que trató cada instante, que yo quise memorizar sabiendo que no se repetirían nunca más. El plan fue perfecto, con cierta improvisación, como los mejores. Un paseo por el Lago de la Casa de Campo, una comida de picnic, los niños jugando, el sol espléndido, siempre nos gustó el campo y hacía tanto que no lo hacíamos. ¿Por qué habíamos dejado de hacerlo? Es igual, ya no merece la pena buscar respuestas.

Disfruté mucho viendo a mis pequeños pasear emocionados por lugares que no conocen. Es increíble la mirada de sorpresa y emoción que pueden tener unos seres tan pequeños cuando descubren cosas nuevas. Es la vida misma que te lleva y te trae por caminos insospechados, la misma que nos hace un día subir a lo más alto, para otro caer a lo más profundo de los infiernos, la misma que te hace tirar para adelante, cuando lo único de lo que tienes ganas es de abandonar, de tirar la toalla, la misma que te lleva al pozo sin fondo y a la oscuridad más absoluta, y que te hace agarrarte a un clavo ardiendo si con ello consigues ver un poco de luz al final del túnel.

El día fue sinceramente maravilloso, por fin un día del Padre en toda regla, después de tanto sufrimiento. Fue muy generoso por su parte. Aparcó el Samsung y se dedico de pleno al viejo Nokia, y yo se lo agradezco.

La tarde se me hizo corta, se me pasó volando, como los buenos momentos, y será muy difícil de olvidar. Hablamos mucho, hicimos planes de futuro, compromisos de buena voluntad. Cualquiera que lo viera desde fuera podría pensar que éramos una pareja de recién casados, mirando hacia delante, pensando en todo lo que seríamos capaces de hacer. Sólo miramos atrás para recordar buenos momentos, nada de reproches, nada de disgustos, nada de desatinos. Los dos queríamos agradar y yo me sentí a su lado como nunca. Es extraordinario lo que esta mujer es capaz de conseguir en mí. Me gusta cómo se mueve, siempre me gustó, la sombra de su cuerpo, el aire que desplaza con el caminar,… Tiene un cuerpo pequeño pero ágil y fuerte. Pasea con seguridad y con gracia, con movimientos armónicos y coquetos, en ese “curvear” de mujer que tanto me atrae. Habla directa, con contundencia si hace falta, pero escucha con suavidad, con atención y con ganas de saber y de percibir. Cuando quiere ser dura es implacable, pero la mayoría de las veces es dulce y encantadora, con su media sonrisa y esa mirada que sería capaz de detener el mundo si se lo propusiera. De hecho quise fotografiar ese momento para que quedara para siempre, y así lo hice.

Me gusta que me coja del brazo, medio colgándose de mi, como buscando esa seguridad que me gustaría darle para toda la vida. Sentirla tan cerca, cuando estoy tan lejos de ella,… Volvimos a casa, las rutinas habituales, los baños, la cena, acostar a todos los niños, los problemas con la mayor, la adolescencia, las crisis,… ya se sabe, lo típico de un viejo Nokia.

La noche llegó, todos se fueron acostando y quedamos solos y cansados. Decidimos dormir juntos, exactamente eso, después de tantos días haciéndolo en habitaciones separadas. Fue otro gesto más que le agradezco. No pasó nada más. La abracé y empezó a quedarse dormida, como lo hacía antes, como me gustaría que lo siguiera haciendo siempre. Sentir su respiración,… Durante la noche, en mis lagunas de insomnio, la volví a ver dormida, como lo he hecho tantas veces y en mi cabeza no dejaba de sonar esta canción.

Por la mañana puse música para desayunar, como tantas veces lo había hecho, y por supuesto que la primera canción que quise que escucháramos fue esta. No sé si alguna vez llegará a entender todo lo que significa para mí.

jueves, 17 de marzo de 2011

Cómo Hablar

 

Hoy quería escribir algo para contar que, las cosas al final han llegado a su fín. Los sueños son imposibles y muchas veces no se consigue lo que se busca, aunque se haga a pecho descubierto y sin pedir nada a cambio. Yo ya no puedo más y necesito continuar mi vida, necesito salir de este gran bache en el que he caído, para poder resurgir de mis cenizas. Ya no puedo sufrir más. 

Hoy quiero recordar esta canción, y la quiero recordar en una versión muy especial para mí. Amaral y Atonio Vega aparecieron en ese gran escenario y empezaron a cantar esta canción. Tuve la suerte de ser el realizador de esta parte del concierto, y aunque no es mi mejor trabajo, si que siento que hay algo de mi ahí dentro. No me imaginaba entonces que a día de hoy, iba a utilizarla para decirle adios al amor de mi vida. Siempre busqué su canción, la que más me uniera a ella, la canción de nuestra vida, y a lo largo de estos años no encontré una que me convenciera del todo. Había muchas, pero no una en concreto. Ahora la canción de nuestra vida es la que nos separa, y ahora, cuando ya se ha terminado todo, no deja de sonarme en la cabeza, sobre todo esta parte:


A veces te mataría y otras en cambio te quiero comer,
me estas quitando la vida,...

Cómo hablar, si cada parte de mi mente es tuya,
y si no encuentro la palabra exacta, cómo hablar.
Cómo decirte que me has ganado poquito a poco,
tu que llegaste por casualidad, cómo hablar, cómo hablar...


Yo creo que fuiste el amor de mi vida, la mujer que me guió en los peores momentos y que me hizo seguir luchando, la que me hizo volver todos los días a casa y decirte hola, darte un beso y preguntarte cómo estabas, la que me hizo salir al mundo y pelear con todo por hacer que nuestra vida fuera mejor. Fuiste la que me hacía sufrir, la que me hacía reír, la que me hacía llorar, la que me hacía amar, la que me hacía odiar. Eras lo más grande que me ha pasado nunca, eras la persona más fuerte que he conocido, y me parece increíble que saliera tanta energía de un cuerpo tan pequeño. Eras mi amor, eras mi vida, eras mi cielo y mi cariño, eras todo lo que siempre necesité, eras todo lo que quería, lo eras todo. Y aunque ahora ya estemos separados, no he dejado de quererte nunca, y nunca lo haré... Y que sepas, que pase lo que pase, nunca dejaré de quererte.

Espero que cuando la escuches, algún día, esta canción, te lleve una parte de mi.


Cómo hablar –Amaral y Antonio Vega

Si volviera a nacer, si empezara de nuevo,
volvería a buscarte en mi nave del tiempo.
Es el destino quien nos lleva y nos guía,
nos separa y nos une a través de la vida.
Nos dijimos adiós y pasaron los años,
volvimos a vernos una noche de sábado,
otro país, otra ciudad, otra vida,
pero la misma mirada felina.
A veces te mataría, y otras en cambio te quiero comer,
ojillos de agua marina.

Como hablar, si cada parte de mi mente es tuya
y si no encuentro la palabra exacta, como hablar.
Como decirte que me has ganado poquito a poco
tu que llegaste por casualidad, como hablar.
Como un pájaro de fuego que se muere en tus manos,
un trozo de hielo desecho en los labios,
la radio sigue sonando, la guerra ha acabado,
pero las hogueras no se han apagado aun.

Como hablar, si cada parte de mi mente es tuya,
y si no encuentro la palabra exacta, como hablar.
Como decirte que me has ganado poquito a poco,
tu que llegaste por casualidad, como hablar.
A veces te mataría y otras en cambio te quiero comer,
me estas quitando la vida, como hablar...

martes, 15 de marzo de 2011

Los dos teléfonos



Por fin ayer pudimos hablar. Por la mañana me contó todo lo que me ocultaba, todo lo que yo ya sabía. Necesitaba que se sincerara conmigo, que volviera a confiar en mí para contarme algo tan íntimo como que está con otro. Fue duro, pero incruento. No era necesario hacer sangre. Las cosas ya las sabía pero por primera vez se pusieron encima de la mesa. Ahí en la cocina, en el mismo sitio donde tenía sus dos teléfonos móviles. Uno un Nokia antiguo, que ni siquiera tiene cámara, horrible, de los de hace muchos años. El otro un Samsung última generación. El primero sirve para hablar de lo cotidiano, de los niños, del médico, de la compra,… El segundo sirve para hablar del amor, del te echo mucho de menos, del necesito verte, del tengo muchas ganas de estar contigo, del ya falta menos, del próximo fin de semana nos vemos, del,… un beso y un te quiero, del… adiós amor. Yo no tengo este número, es de otro.

A media mañana, me mandó un mensaje desde el Nokia: “Lo siento mucho todo y estoy muy arrepentida de cómo he hecho algunas cosas”. No pude contestarla. Durante todo el día no dejé de pensar en ella. No me dolía que estuviera con otro, ese dolor ya lo había tenido cuando confirmé mis sospechas. Me dolía que se hubiera quitado mi anillo, me dolía que nada mío le quedara, me dolía que no pensara en mí, me dolía que no hubiera nada en el fondo de su corazón que le recordara a mí, a los buenos momentos que vivimos, que le recordara cuando éramos felices y nos enfrentábamos a la vida juntos, me dolían tantas cosas.

Salí del trabajo. Durante el camino a casa fui rápido, como siempre. Deseaba verla. Al llegar, mis pequeños salieron a mi encuentro, como siempre. Besos, abrazos, más besos, más abrazos, papa, papa, papa, más abrazos,  más besos,… Cuando por fin me soltaron ella estaba ahí, en pié, guapísima, con su mirada dulce, súper atractiva, súper atrayente. Como de dos imanes de polos opuestos se tratara, nos acercamos,... Nos abrazamos,... Nos besamos,... Me dijo lo siento al oído. Yo le dije no te preocupes. Después de tanto tiempo, por fin algo de ternura. Lo necesitaba tanto.

Hablamos por la noche, cuando todos estaban en la cama. No dejé de decirle lo mucho que la quiero, lo que significa para mí, que es mi amor, mi vida, mi cielo, mi cariño, mi guía, mi bandera, todo,... todo lo que siempre quise y lo que siempre necesité.

Por la mañana se encontró sobre la mesa una carta, que le había escrito la tarde anterior. Quería que supiera que la perdonaba, que pasara lo que pasara la quería, y que hiciera lo que hiciera la esperaría siempre, siempre,… siempre.

Cuando se marchó por la mañana, la tristeza me invadió de nuevo. Lo superé con las tareas cotidianas, las del primer teléfono, las del viejo Nokia, las del levantarse, vestirse, lávate la cara, toma el desayuno, no hagas eso, que te vas a caer, cuidado, lloro, cambio de pañal,… Cuando estábamos a punto de salir para el colegio, mi pequeña hijita me abrazó y mi dijo: papi, eres el mejor papi del mundo. La abracé fuerte y lloré sobre su hombro, dándole las gracias. Entonces recordé que el próximo sábado es el día del padre, y aunque yo nunca he celebrado esto, por primera vez le voy a encontrar el sentido a ese día. Y estoy seguro que lo celebraré junto a mis hijos, mientras ella está con el otro, con el Samsung, última generación

domingo, 13 de marzo de 2011

Otra vez amanece


Otra vez amanece, de nuevo toda una noche en vela. No puedo dormir. Mi corazón no para de palpitar y mi cabeza no para de darle vueltas. Siempre la misma imagen, ella con otro. Y no puedo dejar de llorar. Es curioso, cuando era joven y salía por las noches, siempre iba a tope, a quemar Madrid, sin importarme como acabar cada noche. Y muchas se juntaron al día siguiente. Con el paso del tiempo fui madurando, seguía saliendo, pero siempre intentaba llegar a casa antes de que amaneciera, para no tener la sensación de haber perdido el día completo. Si me acostaba antes de que amaneciera encontraba un poco de descanso. Desde hace unos años mi insomnio aumentó de manera considerable. Parece que mi cabeza no quiere descansar, no quiere dejar de trabajar, no es capaz de quedarse en blanco, de contar ovejitas, parar un instante y permitirme dormir. Ahora que me faltan respuestas no puedo dejar de buscar desesperadamente la solución a mis problemas. La angustia me deja sin aire, mientras sigo luchando. Mi cuerpo se hace pequeño, como mi vida. El dolor en el pecho se hace cada vez más intenso y las cosas no paran de girar a mi alrededor. Y siempre la misma imagen, ella con otro. Y mi vida, cada vez más pequeña.

Yo también recuerdo diciembre



La letra me pilla en un momento donde las cosas se están transformando muy rápidamente en el mundo que me rodea y es alucinante como la canción consigue eso, pasar de la dulzura, de la candidez del comienzo del amor, para llegar a la ruptura y acabar en un mundo casi de odio, pasando de 0 a 9 en muy poco tiempo. El final es absolutamente desgarrador. Mi amigo Richi me ha ayudado con la traducción de la letra de una manera muy poética.


Yo recuerdo
Recuerdo muy bien,
la primera vez que vi tu cabeza en la puerta,
pues la mía dejo de funcionar.

Lo recuerdo muy bien,
había rocío en tu cabeza,
estabas parado en la escalera
y el tiempo se detuvo.

Te quiero aquí
Te quiero aquí esta noche,
pues no puedo creer lo que encontré.
Te quiero aquí
Te quiero aquí esta noche,

nada me está haciendo
caer, caer, caer.

Lo recuerdo muy bien,
escapando de la lluvia,
para ver tu actuación
y mis barcos navegaban.

Lo recuerdo bien
Estaba de pie en su línea
Y tu boca, tu boca, 
tu mente, tu mente.

Te quiero aquí
Te quiero aquí esta noche,
pues no puedo creer lo que encontré.
Te quiero aquí
Te quiero aquí esta noche,
nada me está haciendo
caer, caer, caer.

Acepta mi amor,
Acepta mi amor.

Vengan todos los perdidos,
naufraguen aun más,
y espero que mi cordura cubra el costo
para borrar la marca de mi amor,
en papel mache.

Vengan los que renacen
soplen el cuerno.
Estoy a la deriva.
¿Es esto amor?
¿Es esto porno?

Que dios me perdone, 
pero yo me quité todo de encima.
 
Y quiero oír lo que tienes que decir de mi,
oír si vas a vivir sin mi,
quiero oír lo que quieres.

Recuerdo Diciembre.
 
Quiero oír lo que tienes que decir de mi,
oír si vas a vivir sin mi,
quiero oir que es lo que quieres.

¿Que diablos es lo que quieres?

sábado, 12 de marzo de 2011

Heartless - The Fray

Vomitando


De noche los escucho contar
la historia más fría jamás contada
en algún lugar lejos por esta carretera
él perdió su alma
por una mujer sin corazón.
 
¿Cómo pudiste ser tan cruel?
 
¿Cómo pudiste ser tan cruel?

Cómo pudiste ser tan fría 
como el viento de invierno cuando sopla.
Tan sólo recuerda
que estás hablando conmigo, 
aunque controles el modo en el que me hablas, 
te quiero decir que después de todo
lo que hemos pasado,
quiero decir que después de todo
en lo que nos metimos,...
sé de algunas cosas
que no me dijiste.
Hice algunas cosas que no debía
pero ese es mi antiguo yo.
Y ahora quieres tenerme de nuevo
y me vas a enseñar
así, 
que vienes como si no me conocieras.
Tienes un nuevo amigo.
Bueno yo tengo colegas
pero al final,
aún se está muy solo.

De noche los escucho hablar
la historia más fría jamás contada
en algún lugar lejos por esta carretera
él perdió su alma
frente a una mujer muy cruel...
 
¿Cómo pudiste ser tan cruel?
 
¿Cómo pudiste ser tan cruel?

¿Cómo pudiste ser tan Doctor Diablo?
tú haces que salga una parte
de mí que desconozco...
Decidí que no íbamos a hablar así
¿Por qué estamos hasta las 3
de la madrugada al teléfono?
-¿Por qué está ella tan furiosa conmigo?
-Colega no lo sé, ella es voluble.

No me detendré, no echaré a perder mi ritmo
porque ya sé cómo funciona esto.
Tú vas y dices a tus amigos que me dejas
ellos dicen que no ven lo que ves en mí.
Espera un par de meses, entonces vas a ver
que nunca encontrarás a nadie mejor que yo.

De noche los escucho hablar
la historia más fría jamás contada
en algún lugar lejos por esta carretera
él perdió su alma
frente a una mujer sin corazón.
 
¿Cómo pudiste ser tan cruel?
 
¿Cómo pudiste ser tan cruel?
 
Hablar, hablar, hablar, hablar.
Cariño vamos a dejarlo.
Ellos no saben por lo que hemos pasado,
no saben de ti y de mí.
Así que tengo algo nuevo que ver
y tú tan sólo vas a seguir odiándome,
y simplemente vamos a ser enemigos.
Sé que no puedes creer que yo lo pudiera dejar tan mal
y tú no pudieras hacerlo tan bien.
Así que voy a despegar esta noche
en la noche....

De noche los escucho hablar
la historia más fría jamás contada
en algún lugar lejos por esta carretera
él perdió su alma
frente a una mujer sin corazón
 
¿Cómo pudiste ser tan cruel?
 
¿Cómo pudiste ser tan cruel?

Los escucho hablar
la historia más fría jamás contada
en algún lugar lejos por esta carretera
él perdió su alma
frente a una mujer sin corazón.

Sí... ¿Cómo pudiste ser tan cruel?

Sí... ¿Cómo pudiste ser tan cruel?

Heartless - The Fray

Cuando escuché esta canción empecé a pensar en la cantidad de cosas que llevo dentro y que necesito contar. Han pasado muchos años desde que abandoné la escritura y me han tenido que pasar tantas cosas para que de nuevo busque el desahogo de poder contarle a alguien lo que siento. He decidido utilizar esta terapia para poder seguir luchando, con unos cuantos años cumplidos, demasiadas batallas y demasiadas heridas de guerra, y poder de alguna manera, intentar entender que la vida sigue, que cuando algo se termina es que otra cosa empieza, que el final es el principio de algo,

La tuve entre mis brazos, la tuve a mi lado, la tuve acompañándome en el camino y ahora ya no está. Se veía  venir, cualquiera se podría haber dado cuenta. Pero me cegaron demasiadas cosas. No me dí cuenta que la estaba perdiendo hasta que la tuve perdida, y ya era demasiado tarde. La ruptura fue el peor momento de mi vida. Creí que eso ya me había pasado cuando nació mi ultima hija en parada y durante el minuto más largo la tuvieron que reanimar. No pensé que la angustia me iba a consumir tanto que me hiciera hacer casi imposible el poder respirar, como a ella, mi pequeña Zoe. Nunca piensas lo importante que son las cosas hasta que te faltan, es un tópico, pero y el aire. ¿Qué pasa cuando nos falta el aire? Es como el amor ¿Qué pasa cuando nos falta el amor?
No creí que pudiera escuchar algo como “No te quiero, no estoy enamorada de ti”. ¿Cómo se le puede decir a alguien después de 10 años y 4 hijos en común, de repente, “No te quiero, no estoy enamorada de ti”? Pues así, como suena, sin más.

El día de antes, escribí en mi Facebook, “Frustración, y mucha”, era una premonición de lo que iba a pasar al día siguiente, cuando frente a frente sus ojos se incendiaron y su boca vomitó todo su odio acumulado, todo su rencor, todo su desamor. Los últimos meses habían sido como un gran infierno para ella, y no supo o no pudo decirlo, hasta que reventó. Yo le pedí que me diera una oportunidad de arreglarlo, que todo se podía cambiar, que las cosas se pueden hacer mejor, que no había pasado la mejor etapa de mi vida, que tenía razón en lo que me decía,… Pero ella insistía, se acabo el amor, no te quiero, lo tengo claro, sino no lo diría. Sin avisos, sin alarmas, sin luces rojas. Se acabó el amor, se acabó el aire.

Y lo malo es que ahora no puedo llegar a casa y verla, y hablarla y escucharla, y pensar en abrazarla. Me ahogo cuando estoy a su lado.