Otra vez amanece, de nuevo toda una noche en vela. No puedo dormir. Mi corazón no para de palpitar y mi cabeza no para de darle vueltas. Siempre la misma imagen, ella con otro. Y no puedo dejar de llorar. Es curioso, cuando era joven y salía por las noches, siempre iba a tope, a quemar Madrid, sin importarme como acabar cada noche. Y muchas se juntaron al día siguiente. Con el paso del tiempo fui madurando, seguía saliendo, pero siempre intentaba llegar a casa antes de que amaneciera, para no tener la sensación de haber perdido el día completo. Si me acostaba antes de que amaneciera encontraba un poco de descanso. Desde hace unos años mi insomnio aumentó de manera considerable. Parece que mi cabeza no quiere descansar, no quiere dejar de trabajar, no es capaz de quedarse en blanco, de contar ovejitas, parar un instante y permitirme dormir. Ahora que me faltan respuestas no puedo dejar de buscar desesperadamente la solución a mis problemas. La angustia me deja sin aire, mientras sigo luchando. Mi cuerpo se hace pequeño, como mi vida. El dolor en el pecho se hace cada vez más intenso y las cosas no paran de girar a mi alrededor. Y siempre la misma imagen, ella con otro. Y mi vida, cada vez más pequeña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario